Es un tema realmente poco discutido, aunque suene evidente y como tal se manifiesta en muchos discursos es la cuestión de “las conquistas sociales” en un país como el nuestro, acostumbrado a la lucha social por el reconocimiento de derechos.
Tanto para decir de las conquistas que hacen que hoy gocemos de derechos, que sigamos en la lucha por el reconocimiento de otros nuevos que van apareciendo producto de una sociedad en estado dinámico permanente, creciendo, avanzando evolucionando… porque el desarrollo trae esto aparejado nuevas luchas, nuevos planteos de necesidad de reconocimiento de derechos.
En conversaciones recientes acerca de las elecciones y sacando algunas conclusiones se me ocurría plantear esta cuestión, ¿cómo volver atrás con los logros obtenidos? ¿Se podría retroceder realmente, eliminar sin resistencia social las conquistas sociales de los últimos años?
Definamos en principio este concepto. Se trata de conquistas (es decir logros, productos, ganancias) sociales (que corresponden a la sociedad en su conjunto, a cada individuo social como parte de la misma, fueron obtenidos por estos y resultan en beneficios para la misma).
Para los argentinos acostumbrados -como todos los pueblos y el ser humano en general- a la lucha para la obtención de derechos el símbolo que representan la conquista de derechos ciudadanos, laborales, derechos de la mujer, derechos de las minorías, de identidad de género, de ambiente saludable, de la sociedad en general es muy fuerte, son baluartes ciudadanos que difícilmente uno pueda resignar.
Es poco probable que un individuo hoy pueda omitir algún derecho, cualquiera sea este, de cualquier índole. Quiero decir, si se diera el caso, y volviera a haber un golpe de Estado -Dios y la Patria no lo permitan- y se dejaran sin efecto los derechos, se diera el cese de la constitución nacional.. Imaginemos el caso como una situación hipotéticamente real, se suprimen los derechos ciudadanos, como en cualquier gobierno dictatorial, los ciudadanos ya no tienen posibilidad de elegir a sus representantes, ya no pueden sufragar, no pueden circular libremente, no pueden reunirse, no pueden ejercer derechos no existen garantías.. un estado realmente en manos de los realizadores del golpe institucional y los ciudadanos rehenes de esa situación con las manos realmente atadas a este nuevo estado de cosas.. el recuerdo, la memoria del ejercicio del derecho ciudadano no podrá ser aniquilada aun así y por mas que pasen generaciones y generaciones en la misma condición. En fin.. creo que la memoria por lo que tuvieron en algún momento, la memoria de la libertad haría que si bien no pudiesen hacer nada para cambiar o revertir la situación al menos extrañasen la libertad. Y por supuesto siempre hay valientes, siempre existe algún osado que pelea desde cualquier lugar, con diferentes armas o herramientas para volver a conseguir la libertad. Así como la memoria de la libertad sería más fuerte que el intento de suprimir la misma, así también la memoria de la conquista de los derechos sobre cuestiones sociales: planes sociales, asignaciones, y los derechos que nombré antes adquiridos en los últimos años
¿Cómo suprimirlos? Pongamos como ejemplo la cuestión social a la que empieza a atender el Gral Perón en la cartera de trabajo, como secretario de la misma, allá en 1943. Esa atención y la implementación de "legislación novedosa" para el trabajador de entonces fue lo que llevó a que fuera visto como un peligro para el "statu quo" vigente en aquel momento.
Es asi que intentaron eliminar de escena pública la imagen de quien venía generando ese peligro y no lo lograron, la masa se levantó y revertió la situación. El pueblo consiguió establecer un gobierno con el sujeto que les estaba prestando atención. Y nació el Peronismo, posteriormente surgiria el partido Justicialista.
Después vinieron los golpes de estado y los intentos reiterados por suprimir aquellos derechos pero más allá de esos interregnos no lo consiguieron. De nuevo, la memoria del pueblo trabajador pesó aún más que el intento de aniquilar los derechos alguna vez gozados. Supongo con esto que si se diera el caso de un gobierno con un tinte diferente, con un planteo económico distinto, que plantee la supresión de los derechos sociales adquiridos en los últimos años no le sería tan fácil conseguirlo, creo que habría resistencia para nada fácil de quebrar a la cual deberá enfrentarse.
Entonces, plantear livianamente que un gobierno distinto presentaría un cambio radical de las denominadas conquistas sociales de los últimos tiempos es apresurado, poco apegado a la realidad, ya que si bien podría darse el caso, porque es de hecho factible, la verdad es que la memoria del ejercicio de derechos es menos fácil de borrar, con lo cual insisto, la resistencia o la lucha va a estar planteada.
Así como sucedió en 2001, con la movilización espontanea de la clase media agobiada, ya cansada, o en 1945 con la movilización de los trabajadores en defensa de su conductor, ese recordado 17 de octubre, los fenómenos sociales de este tipo suceden, ¿quién pudo anticiparlos en su momento? ¿Quién podría haberlos vaticinado? Por eso son fenómenos sociales, lo espontaneo y lo indeterminado es lo que los caracterizan. ¿Quién puede prever cómo será, como se desarrollara la situación? ¿Qué será lo que podría pasar? Lo único que personalmente me animo a decir al respecto es que como ley general los individuos tenemos buena memoria de los logros obtenidos, del goce de derechos mas aun. Y muchos están dispuestos a defenderlos con sus vidas si es necesario.
Ser un país democrático también y sobre todo significa esto: el goce de derechos, no solo el gobierno de la mayoría sino también la aspiración a convivir en una sociedad que respete las diferencias, que abone la buena convivencia social, que respete la diversidad. Un Estado de Derecho implica el reconocimiento, respeto y puesta en vigencia de los derechos ciudadanos y en este sentido las sociedades han avanzado fuertemente a pasos firmes.
Podemos no estar de acuerdo con situaciones o ciertos planteos pero el vivir en una sociedad democrática es aceptar que no siempre estaremos de acuerdo, que no siempre nos va a parecer a todos lo mismo o pensaremos todos igual. Tendremos diferencias. Para seguir viviendo en democracia debemos aprender a respetarlas, como siempre decimos.. Después de todo, ¿existe un sistema mejor que este? DEMOCRACIA. Habrá que plantearlo y debatirlo.
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