Un tema polémico y de total actualidad es el que refiere a la militancia política, pero la intención aquí es intentar ver más allá de ella.
En el diccionario de la lengua
española (RAE) se expresa lo siguiente:
-Militancia: condición de militante.
-Militante: que milita.
-Milita: figura en un partido.
Y así es que se encuentra ligado
el concepto a lo político, a los partidos políticos como espacios de
canalización de esta función.
Como primera aproximación, creo
que los partidos son sin dudas herramientas, espacios donde puede ejercerse la
militancia, buscan unir adherentes “militantes” a sus filas, mientras estos
buscan en ellos oportunidades, identidad.
Si pudiéramos plantear hacer un
recorrido histórico sobre la militancia en nuestro país, quizás deberíamos
remontarnos a fines de 1800 y principios de 1900 cuando se daban los primeros
pasos en la construcción de partidos y la apertura incipiente a la
participación política, aunque limitada.
En los ’70 la expresión juvenil de la militancia alcanzó su mayor
expresión, en el ’83 junto con la vuelta de la democracia y después de la
última dictadura militar se renovaron los bríos de participación política y
ciudadana y otro hito fue en 2003 en adelante, a raíz del llamado a participación
y concurrencia masiva de jóvenes a los espacios políticos.
La militancia no se agota en los
partidos políticos, es por sobre todo hacer social. Llevar adelante actividades
para la sociedad. Accionar, influir, modificar la realidad social de la que el
sujeto es parte.
Militar es Acción. Es HACER. No
solo dentro de las filas de un partido político, no solo la juventud. Es la
capacidad de transformar el espacio donde intervengo. Militancia es acción social. Puede ser desde
un partido político aunque no es este hoy la única vía de canalización de la
actividad militante.
Hoy vuelve a haber reconocimiento
a la actividad y se multiplican los espacios donde poder llevarla a cabo. Si
bien el surgimiento en sí de este ejercicio puede generar debate cada cual
definirá la fecha en la cual cree puede conmemorar una labor que ha dado tantos
frutos, tantas satisfacciones sobre todo a la persona que la realiza. 17 de
noviembre para los peronistas, por el día del regreso del Gral. Perón en 1972 después
del exilio forzado, el 26 de julio en conmemoración a la fecha de la muerte de
Eva Perón en 2011 se promulgó una ley para recordarla con el día del militante
social. En 12 de marzo los radicales lo hacen con la fecha del nacimiento de
Raúl Alfonsín.
No importa cuando, ni donde se
encauce la acción, grupos gremiales, políticos, sociales o de manera
individual… lo importante es la voluntad de la participación y hacer algo.
Junto con el compromiso social que conlleva. Esto como denominador común, con
la idea de combatir la injusticia en el mundo, una de las razones por la cual
surge la actividad. Con la idea de construir un orden social mas justo.
En política hemos vivido momentos
de militancia violenta, los que tuvieron que ver con las estrategias de acción
armada, pero no es solo esa la via para el acceso de nuestros ideales al poder,
también existe la via pacifica, electoral. Hoy la violencia no es aceptada ni
tolerada socialmente, lo que habla de un crecimiento como individuos en
sociedad. Una sociedad democrática que
como tal cree en la via electoral como clave fundamental.
Hay simbolismos respecto del
concepto militante como cantidad de actores sociales existan, ya que cada uno
aporta su propia impronta. El símbolo mas importante -considero- tiene que ver
con la puesta en el eje del ser social. La acción de un ser social que
interviene en su sociedad, se involucra por los demás seres sociales.
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