miércoles, 16 de octubre de 2013

Una pesada carga..



Los resultados de las PASO pusieron de manifiesto quien hace tracción de votos para el oficialismo. El despliegue de la campaña afirmó y afirma día tras día que es el conductor político provincial la única figura convocante y con cierto poder aun como para unir fuerzas detrás de las filas del partido. Sin embargo, se escuchan voces irritadas que no pueden esconder el malestar por las decisiones respecto de las listas conformadas. Y los resultados esperados para la próxima elección son inciertos pero amenazan con causar aún más daño dentro de un partido que de improvisto se pone a prueba.
El discurso del gobernador de los últimos días expresa haber entendido que la arena política esta “movediza” y que los ánimos caldeados pueden generar peores resultados que los recogidos las elecciones pasadas, por ello solicita apoyo, pide lavar trapitos puertas adentro, refiere a la oposición como “la nada”, enuncia que son el ala neoliberal de la economía que viene a intentar acabar con los logros en materia social y económica conseguidos, intenta mostrar unión y unidad dentro del movimiento. El llamado a defender el modelo habla ciertamente de la necesidad de hacerlo.
En el medio suenan rumores de todo tipo y tenor, mientras la proximidad de la fecha clave parece evidenciar que la mejor –y la única posible – estrategia oficial es que Insfrán se cargue la campaña y los candidatos al hombro, asegurando que el ciclo aún no termina, aunque no parece haber un “elegido” para la continuidad en 2015. 
Creo, después del 27 el partido deberá sentarse a evaluar los pasos a seguir, con más tiempo y mayor detenimiento, porque las estrategias a mano esta vez dejaron sabores muy amargos para los militantes, quienes deberían replantearse a sí mismos su condición y qué hace cada uno de ellos para aportar a un espacio que necesita hoy más que nunca su compromiso. 
Porque el poder otrora indiscutido del partido mayoritario en nuestra provincia hoy pasa por un momento de trance, se plantea varios dilemas a discutir y resolver para conservar su posicionamiento y coherencia interna. El poder también implica consensos y se vienen tiempos de generar nuevos acuerdos. 
No es el final de un movimiento, éste sin dudas sobrevivirá a la historia,  la crisis que vive el partido en las voces de sus propios referentes no implica aquella conclusión, pero será necesario zanjar hostilidades que no suman y generan contratiempos innecesarios para un PJ que se pone a prueba en la arena electoral.

 El gildismo habrá de repensar sus tácticas y el tiempo dirá si se termina fraccionando o dividiendo aún más, pero estoy segura de que hay justicialismo para rato..   

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