martes, 26 de abril de 2016

De repente, ¿hablar de Cristina es hablar de Mauricio?





Aparentemente se perfila un nuevo frente político, surge de la demanda social de unidad. Existe un reclamo social que viene desde el cansancio de la diferencia intolerante. Y se manifiesta en un reclamo a gritos.
Muy lejos está el discurso de la acción a veces y cuando eso pasa, los resultados terminan no siendo convenientes. Después de todo, detrás del que “une”,  tenemos que estar todos. La imagen de quien “une” debe ser clara y en lo posible fundar sus palabras en sus propios actos. La decisión sobre la legitimidad del unificador/la unificadora será finalmente de quien corresponde en nuestro sistema político democrático: el pueblo, el mismo que reclama la unidad.
Cristina Fernández, impuso tema en agenda, con la mirada puesta ya en próximas elecciones, evidentemente ella siente que su carrera política no ha caducado en diciembre de 2015, al menos no hasta que la justicia se expida y depende de lo que enuncie sobre los casos en los que se vio involucrada la ex mandataria. La etapa de investigación no se  ha cerrado, hay que poder probar las acusaciones.
Unidad es el reclamo y Cristina tiene encuentros con diversos sectores políticos a fin de “escucharlos”. Tras lo oído, se supone “se ajustará un plan de acción” para poder redefinir el disminuido kirhcnerismo, bajo la bandera del regreso.
Cristina sigue siendo una figura convocante. No hay dudas de su oratoria. De la habilidad para aparecer y ser centro de escena nuevamente. Le guste o no a sus detractores. De ahí a que logre “volver” hay un camino lleno de elementos donde no juegan solo sus habilidades manifiestas.
Por su parte, Mauricio intenta volver a subir la imagen, a tomar la iniciativa, a poner “títulos en tapa” para poder redefinir su perfil, después de todo él es el Presidente.
Responder o no a los comentarios del kirchnerismo – sobre todo los proferidos por Fernández en su “discurso tribunal”- se volvió el dilema interno al gobierno nacional.
 La comunicación no es el fuerte de esta gestión y se va constituyendo en medio de tironeos internos acerca de ¿qué hacer? En cada caso. Ideas encontradas que vuelven el clima enrarecido, dan la sensación de no tener plan claro, tampoco en este ámbito.
Va dando tibias señales de visión social, tomando nuevas medidas para rescatar la esperanza que se ve disipada, desdibujada tanto como su imagen tras los “Panama Papers”.
Sumado a ello, las novedades sobre todo el ámbito político están a la orden del dia, surgen por doquier, casi no podemos concentrarnos en un solo tema y al mismo tiempo parecen estar todos inescrupulosamente conectados.  Como si en algún punto hablar de Cristina sea hablar de Mauricio. Dicen que las acusaciones que van hacia la gestión anterior podrían reproducirse a la nueva. Que hablar de los “delitos” del ex matrimonio presidencial es “tocar” temas que pueden involucrar a la –ahora- familia Presidencial, con Franco a la cabeza.  
Inevitablemente surge la duda ¿Cuáles serán los puntos reales de conexión? Algunos dicen que hay más puntos en común que diferencias. Claro está que hoy se enfrentan en veredas políticas opuestas –es lo que quieren ellos también manifestar- y uno y otro han sido “exitosos” en sus funciones por fuera de la administración pública, resta por develarse quién de los dos -o en todo caso si ambos- pasará a la historia de nuestro país con la gloria de haber realizado una respetable gestión a la cabeza del Poder Ejecutivo que dejara la Doctora y hoy ostenta el Ingeniero.

La historia siempre juzga a través del irremediable -aunque a veces conveniente- paso del tiempo. Quizás solo el tiempo pueda mostrarnos/develar el misterio acerca de cuán conectados están los dos personajes políticos más importantes de nuestro país por estas horas. 

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