sábado, 4 de junio de 2016

Conductor designado, líder se busca. “Líder no se hace, se nace”




El Partido Justicialista se arma y unifica más con las conductas criticables y medidas polémicas del gobierno nacional que por acciones propias. Sus mismas consignas, las de siempre, son puestas en consideración tras un gobierno de doce años que acuñando simbolismos justicialistas de manera oportuna, se consideró parte del movimiento, misma gestión que persiste bajo la mirada de la justicia siendo investigada por hechos de corrupción, malversación y depredación del Estado. “Administración infiel” para restar dureza desde la palabra al significado siniestro que esconde realmente el término.
A la consulta sobre ¿Quién conduce el partido hoy? Podríamos decir que se ha elegido una fórmula de autoridades, pero el “liderazgo” del movimiento no esta claro. Y es que el líder debe reunir condiciones especiales, sobre todo en momentos de crisis.
Constituirse (o re constituirse) en función de las diferencias con el adversario es una forma de establecer la identidad para nada desdeñable. Sin embargo, no parece suficiente, no para un partido político que supo ser tan significativo, con identidad popular fuertemente arraigada, tanto que incluso quienes no rendían homenaje real a las figuras de Perón y Eva de todas formas se embanderaban con el simbolismo a fin de adquirir la legitimidad que la imagen siempre representa.
No obstante, esta forma de re -identificarse en contraposición al adverso  alcanza, mientras el gobierno nacional “desatienda” su mirada social ya que es allí donde el PJ se refuerza y se apoya para sacar la ventaja deseada. Un resquicio de claridad.
El PJ es un partido político con fuerte identidad, históricamente innegable participación y sobre todo contundencia social en lo que hace a la trayectoria política de nuestro país. Es un partido político de gran influencia en la sociedad argentina. Pero hoy busca el conductor que descolle, que lidere al mismo tiempo que conduzca.
Cuando conducir y liderar no se equilibran queda una vacante demasiado importante por cubrir. No basta con enunciados políticamente oportunos ni correctos. Liderar es una función esencialmente política, que trasciende la conducción. Aunque por supuesto se complementan, pero no son una y la misma cosa. 
Por el momento -como era previsto- el rol de oposición está siendo ocupado no sin conflictividad. Intentan ajustarse a la situación de des -poder mientras deben jugar el papel dado en las urnas y además de la reorganización interior -salvando las culpas y uniendo con fórceps la propia grieta interna originada tras el gobierno kirchnerista-, está la situación de juego de la gobernabilidad que en situaciones como las que atravesamos de tal sensibilidad social como ahora respecto al ámbito político y las conexiones de este con la corrupción son seguidas de cerca y analizadas con mayor detenimiento y atención. Cada actitud o discurso es observado desde la mirada crítica por parte de una sociedad que recuperó la voz el año pasado y sentó el precedente a tener en cuenta: nadie es dueño de los votos.
Depende de cómo juegue el PJ será el resultado de un juego que da revancha, se trata de una gestión de gobierno de la que dependen nuestros intereses ciudadanos en conjunto. Desde el lugar de oposición también hoy se reclama responsabilidad y si la oposición no sabe cumplirla en esos términos, difícilmente tenga aprobación y apoyo ciudadano.
Si el PJ no se muestra adepto a la institucionalidad el costo político podría ser muy alto. Los discursos y acciones deben demostrar estar a la altura de estas circunstancias y ser la oposición constructiva que el pueblo reclama.
Hacia adentro definir lineamientos, reparar los daños, posicionar al líder, mientras para afuera mostrar unidad y sujeción a la conducción, más la actitud combativa pero respetuosa de la “oposición responsable”. En la demostración de estas cualidades se define el desenlace, el 2017 viene siendo el objetivo para recobrar fuerzas. De ganar batallas se trata, hasta volver.  Por ahora el “shadow gabinet” (gabinete en las sombras) los mantendrá ocupados, en actividad, hasta regresar si ese es el destino, al claro, a la cima, al poder que no conciben no tener y por ello es que los ha alcanzado la penumbra de la desmoralización por la derrota.
Muchos nombres giran en torno a los candidatos que vendrán, por ahora el juego está abierto, próximamente se irán definiendo, asi como la necesaria situación del líder que conduzca efectivamente el movimiento.   



No hay comentarios:

Publicar un comentario