El segundo semestre espera, se
preparan los distintos frentes de poder para dar lucha. La oposición intenta
ocupar su lugar aunque aún por momentos parecen desorientados. Y cambiemos
deberá resolver algo que le seria efectivo para su gestión: ese aspecto
económico que los desvela.
Macri debería dejar de intentar
convencer al 49% que no lo votó desde el discurso. Es irremediable la
discrepancia ideológica. Está instalado que él pertenece al grupo de los
empresarios, esos que siempre tuvieron “mala fama”. Aquellos que se oponen
ideológicamente a los trabajadores, como si fuera una regla definitiva,
determinante. La historia demuestra de alguna u otra manera esta aparentemente
revelada verdad.
Más le conviene al Presidente
demostrar, no desde el discurso -que sí, siempre es necesario porque vivimos en
un mundo de comunicación, pero hay que saber qué y cómo comunica-, lo que se
espera ahora es que demuestre los impactos y por supuesto que estos sean
positivos. Falta resolver la economía.
Es importante no dejar de hablar
de lo que fue la gestión anterior, pero es un discurso que se agota. Valen más
los hechos que las palabras, los que muestran algo concreto, palpable.
Manifiesto. Es una realidad que el bolsillo del usuario es la medida de un
clima social que empieza a demostrar alertas. Y es efectivamente cierto que con
este termina midiéndose la ansiada gobernabilidad que no es ni más ni menos que
equilibrar las cuentas, dar certidumbres, estabilizar y gobernar sin sobre
saltos.
Se desarrolla en algunos ámbitos
un interesante y encendido debate sobre “relato si” – “relato no”. Uno indica
que el gobierno nacional debería tener su propio relato, es la perspectiva
particular del gobierno, la propia matriz, las políticas públicas que despliega
en función de ello. Se supone también que están íntimamente relacionados la
mirada y los planes desplegados.
Por otro lado, quienes sostienen
innecesario tal relato, tal construcción en nombre de la expresión. Sobre todo
porque “ellos son distintos”. Cambiamos.
Aparece el relato como lo viejo,
sin dar cuenta que SIEMPRE existe, incluso ahora que se dice que no, incluso si
quisieran no tener un “relato”. Se construye desde el anonimato, es una imagen,
es una palabra (“Cambiemos”) es un discurso sostenido sobre “la Herencia”, es
cada política pública puesta en marcha que intenta resolver desde la propia
perspectiva del gobierno las demandas existentes. El relato siempre está a
pesar de que se intente no nombrarlo. Y es necesariamente identidad. Es lo que
representa al nuevo equipo de trabajo a cargo de la gestión que comanda
Mauricio Macri.
Quizás no esté definido como tal,
pero el nuevo relato existe. Quizás no se comunique correctamente, tal vez la
comparación con la gestión inmediatamente anterior sea demasiado pesada, pero
el relato de este gobierno existe y se representa con cada acto público de cada
funcionario del gobierno. En los hechos y en las palabras.
Lo que falta o al menos da la
sensación que falta, porque también puede ser que los impactos aun no sean
positivos y lo que se espera es que traigan beneficios para estabilizar la
situación económica, es que se manifieste de manera palpable que esta vez se
están haciendo las cosas bien, que vamos por el camino correcto. Que podemos
empezar a estabilizar las cuentas y realmente “hay luz al final del túnel”
Ya no podemos seguir envueltos en
discusiones vanas, si relato si, si relato no, o en todo caso en ello no
debería estar preocupada la nueva gestión, esta que pronto dejará de ser tan
nueva. Ahora es momento de dar respuestas, dejar de intentar convencer desde el
discurso y enfocarse en algo que podría salir mejor y sin dudas tener
repercusiones más positivas. Dar respuestas.
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