jueves, 7 de julio de 2016

La Discusión sigue siendo Política.



Lo interesante de esta etapa es que seguimos hablando de política. De entramados políticos y judiciales. De instancias que descubrimos en función de los medios de comunicación, en donde también se visualiza el poder.
Para bien o para mal seguimos hablando de la gestión K, pero también de la gestión M.
Es difícil sopesar cuanto influye hoy en la figura de la ex mandataria las causas que arrastra y pesan sobre su gestión. El escenario montado invita a no perder de vista lo que se hizo mal o al menos parece haber sido –por ciertas evidencias y el avance de la justicia- malversado en la década precedente. “Van por ella” que reiteran algunos analistas hoy y recuerda al “Vamos por todo” en la lectura de los labios de la propia ex presidenta. Y en el medio de estas definiciones hubo luchas que no podemos olvidar, hubo avances sociales que no es válido abandonar. Las conquistas sociales son de un pueblo y nadie tiene derecho a arrogarse ser “el pueblo” dejando de lado a una parte del conjunto.
No obstante,  tampoco parece que no se mantengan atentas las miradas sobre la presente gestión de bandera política distinta.  Los pasos del nuevo mandato se siguen mucho más que lo que los medios de comunicación muestran. Macri no terminó de conformar sobre todo a aquel 49% que no logró conquistar en las urnas. Y sostiene con el asombro de los descubrimientos de la década pasada su propio apoyo.
Por supuesto, es un gobierno que se consolida sobre las ruinas del anterior y ello no es tanto mérito propio como falta de estabilidad y organización en una oposición que no logra despegarse de la gestión Kirchner y de la derrota inesperada de 2015. Cambiar de piel.
Son muchos los desafíos que Macri deberá enfrentar en los próximos meses, el ámbito económico siempre es un punto importante, determinante al momento de hablar de gobernabilidad. Las provincias reclaman medidas concretas y contundentes. El conurbano bonaerense es el principal factor a tener en cuenta, por los retos que representa.
Los sindicatos y su nueva determinación de unidad en post de la lucha obrera aunada son los nuevos motores de la verdadera oposición, mientras en el Congreso se debaten las cámaras en un nuevo planteo de actividad política. Los bloques parecen ser armados de manera estratégica y las votaciones se dan ante cada tema en tratamiento de manera distinta. La tendencia va demostrando ser la formación de bloques especiales y mayorías negociadas.
Lo interesante de la política argentina es que volvemos a ver negociaciones políticas por doquier. Siempre las hubo, ahora con la pugna por el poder desde varios sectores se pone más en manifiesto y evidente.
Mucho más no debería extenderse el “periodo de gracia” brindado al gobierno nacional desde el plano judicial, las causas que ayudan a la gobernabilidad tienen un techo. 2017 será un año electoral que nos convocará a hablar sobre mayores entramados en post de las nuevas alianzas electorales. Ya están en campaña, todos. La ciudadanía tendrá la oportunidad una vez más de demostrar que ellos solo trabajan para todos nosotros y quien tiene verdadero poder en las urnas es quien decide final y realmente el rumbo de nuestro país. 

Mientras puede avanzar la justicia como corresponde y como vemos la defensa de la ex mandataria va en tono político al decir que se trata de una persecución por “haber pertenecido” a su gestión, inevitablemente la grieta sigue demostrando presencia ya que muchos prefieren seguir ver todo en perspectiva política y apoyar a su jefa. Con todo podemos avizorar que lejos de tener un gobierno tranquilo, Macri tendrá aún más desafíos por delante. 

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