lunes, 1 de agosto de 2016

Comunicación Política como Herramienta de impacto.


La comunicación política es la herramienta más importante de toda gestión. La utilización inteligente de la misma puede evitar costos políticos innecesarios. 
Mucho hemos hablado de los “inconvenientes” presentados en esta gestión de gobierno en términos de comunicación. Un gobierno que intenta reflejar diferencias respecto del anterior, en comunicación es un aspecto.
Desde el principio el planteo fue el de dejar “las cadenas” que fueron ícono del gobierno de Cristina Fernández, sobre todo en el último tramo de su gestión. Y generar el acercamiento con los periodistas como contrapartida al estilo de la ex mandataria. “Nos hemos reconciliado con el periodismo” era la frase del mismo Mauricio Macri en su primera conferencia de prensa.
Se evidencia, además, que esta gestión -a veces quizás perdida en el afán de la diferenciación-  comete ciertos errores de comunicación que le son costosas. El costo político siempre refiere a que la ciudadanía rechaza la mala comunicación, la rechaza quitando un poco del crédito dado a la gestión. Y en tiempos en que la comunicación lo es todo, es necesario plantearse seriamente en qué se falla. No saber comunicar (el qué y cómo) puede generar costos innecesarios.
Los medios son el puente, el discurso es el que tiene que estar bien armado, bien organizado a fin de trascender al mismo medio. Hacer que impacte en la sociedad teniendo en cuenta los efectos deseados.
La gestión k supo tener de especial oradora a la ex Presidenta y depositó en ella buena parte de la decisión sobre qué y cómo desarrollar este aspecto comunicativo. Fue también lo que de algún modo llegó a “hastiar” a la ciudadanía, sobre todo por las largas horas de discurso y lo reiterado del uso de la herramienta constitucional.
Macri intenta ahora reformular su estilo. Por sobre las críticas a las pautadas entrevistas, la conformidad que da ver que el Presidente vuelve a hablar con los medios y acepta preguntas por parte de los periodistas es suficiente después de años de no darse esta situación. “Lo bueno es que habla con los medios” es lo que subyace a  todo lo que vamos viendo.
 Este aspecto del “cambio” satisface a algunos mientras a otros los deja disconformes, por supuesto. Es que hablar con los medios no es lo mismo que hablar a los medios. Y en ese feedback que debería generarse deberían estar las respuestas de quienes nos gobiernan sobre los reclamos que elevamos como ciudadanía. El momento es sumamente importante por esto.
Efectivamente, no todo es el discurso, la gobernabilidad depende de muchos factores, y por mas discurso que exista -llámese discurso, relato o nueva mirada de la realidad política de nuestro país-  las medidas económicas tienen sus propios efectos. Sean estos deseados o no. Por tanto importa el discurso, claramente, pero además las medidas económicas acordes con lo que el discurso expresa. Y si están en correlación directa: discurso – practica es la situación ideal.
En nuestro país se da que Macri demuestra su intento por perfeccionar su estilo de comunicación al tiempo que Cristina Fernández modifica en algunos aspectos su propio estilo.
Cristina Fernández vuelve a hablar con los medios. Recibe medios internacionales. Habla en los locales. Para quienes le son “fieles”, por supuesto, pero ha hablado. También ha pautado sus entrevistas, como es común que así sea. Tiene un discurso sereno, pero plantea batalla. Resalta condiciones de su propio gobierno, aquellas que le son beneficiosas, mientras en comparación con la nueva gestión critica las medidas económicas que han tenido impactos negativos en la sociedad.
Claramente, sin decirlo, busca volver al llano. Más allá de la defensa mediática que de algún modo era necesario que encarara, además cuenta su propia disponibilidad para volver a medirse en términos de su propio futuro político.
En muchas oportunidades se ha hecho referencia a la retórica utilizada por la ex mandataria emulando o intentado imitar la de Eva Duarte. Es un carácter que tuvo efectos favorables en otros tiempos y que ella podía rescatar imprimiendo su propio sello.  
Macri, por su parte, debe enfrentar y definir su propio estilo. Se muestra tranquilo, parsimonioso, y cordial en sus momentos de entrevistas. Debe mostrar calma y seguridad, más esperanza en su gestión. Es lo que debe transmitir, en lo dicho y en lo gestual.
Ambos representan claramente dos estilos diferentes respecto a los estilos de la comunicación política que desarrollan. Ni bueno ni malo uno u otro, solo diferentes. Lo bueno o malo en todo caso será juzgado por algo que excede este análisis  y tiene que ver con la llegada efectiva a los ciudadanos. Y el reflejo de esto se da de manera manifiesta -tarde o temprano- en las urnas.


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