Todos los gobiernos lo han hecho, este intentó no ser la excepción… dejó
un sabor a poco.
Es común que cada inicio de
sesiones del Parlamento Nacional el responsable del Poder Ejecutivo del mismo
ámbito emita un discurso donde vierta mensajes para toda la comunidad que –expectante-
escucha lo que el Presidente tiene para decir.
Está bien para una analista
política que intente ser “romántica” y plantear deseos de bienestar futuro para
el conjunto social, pero en palabras del Presidente en pleno discurso de
apertura del año laboral del Congreso Nacional, esto puede llegar a sonar a
“lesa ingenuidad”, como diría un muy avezado analista político nacional.
Mauricio Macri inició su
disertación alegando estar en un “contexto de optimismo”, quizás no sea hora
aun de pinchar los “globos amarillos” que invadieron la Casa Rosada desde
diciembre de 2015 pero podría poner en tela de juicio esta concepción trayendo
a consideración cierto desánimo que se producen por los crónicos aumentos en
los bienes y servicios de consumo, complementariamente a la pérdida de
capacidad adquisitiva de los salarios en general.
Creo que de arranque, el contexto
es más bien de incertidumbre que de optimismo, para llamar las cosas por su nombre.
Reiterar enunciados que suenan
bien a los oídos de cualquier bien nacido -que por tanto proyecta la noción de
accionar en post del “bienestar general” (otro concepto que puede ser entendido
como “romántico”)- no es suficiente para generar una profecía auto cumplida. Pero podría ser necesario.
Escuchamos en voz del Primer
Mandatario que entre las diferencias y coincidencias ideológicas debíamos encontrar y hacer foco en el
crecimiento como país. Y “la felicidad para todos”. Insistiendo en arengar la
suelta de globos amarillos a lo largo del territorio nacional.
Finalmente el conflicto por la
alusión o no en el tan mentado discurso a “la herencia”, se definió por el ala
que evidentemente ejerce algo de presión y logró torcer la idea de mirar hacia
adelante sin hablar del pasado. Clarín y La Nación sumado a la, por ahora,
bastante postergada parte de la alianza de gobierno.
Se miró al pasado y después de la
evaluación del mismo se diagnosticó: “no estamos bien” como punto de partida.
Macri anunció haber encontrado un Estado corrupto, desidia e incompetencia.
“Cuesta encontrar papeles”, dijo. Para el nuevo gobierno nacional, el
kirchnerismo forjó una realidad en base a una gran mentira. Y destruyó
credibilidad política en el proceso. Esto no es invento K, quizás solo la re
edición de la modalidad que se repite en la política argentina.
Los detractores hablan de “sesgo”
del discurso presidencial, como si todos los mandatarios del mundo hablaran a
sus representados despojados de sus propias inclinaciones ideológicas. Lamento
comunicarles, el sesgo no es privativo del nuevo Presidente.
Creo que a esta altura del
gobierno, a poco de cumplir el tiempo de “acomodamiento” del nuevo equipo en la
función pública, lo que más molesta es la indefinición de políticas concretas
que especifiquen la pretendida hoja de ruta.
Está claro el ideal, bajo los tres ejes: Pobreza cero, lucha contra el
narcotráfico y combate a la corrupción estatal, ahora hay que hablar más del
cómo conseguirlo.
Es tiempo de hablar del
tratamiento. Falta dar ese paso. Sin él el sabor que cabe expresar es “a poco”.
Macri se resiste a abandonar el espacio de conformidad y cae de nuevo en la
noción duranbarbística de hablar lo menos posible de lo que se va a hacer.
Entiendo, es una manera de “naturalizar” las políticas implementadas. Un día,
de repente, tenemos la implementación a secas, sin mucha descripción o detalle
de la medida.
No adelantarlas es alimentar el
factor sorpresa, lo que es igual a alimentar la incertidumbre.
Ahora en funciones y dada la
falta de mayoría automática, la negociación probablemente sea el eje de toda la
labor parlamentaria. La necesidad de acompañamiento Macri la conoce y hace sus
mejores esfuerzos por conseguirlo. El llamamiento hoy es a discutir, sí, pero
acompañar. Responsabilidades enunciadas como compartidas de por medio, de
nuevo. Mauricio no quiere estar solo en el escrutinio al final del camino. Tenemos una gestión por delante y parece
depender todo de cada paso. Ojala se dé con el tratamiento adecuado para
resolver y torcer aquel diagnóstico de partida. Por el bien de todos.
Lic. Karen E.
Toledo.-
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