La actualidad de Venezuela puede servir de ejemplo a no seguir. En su
momento se decía que el gobierno kirchnerista transitaba el mismo camino que el
gobierno bolivariano. El gobierno kirchnerista culminó, es momento de
Cambiemos, pero éste también puede mirar y aprender. Escuchar y Resolver.
Existen multiplicidad de
temas para hablar de nuestro país y nuestra situación particular, pero vivimos
en contexto y suceden cosas externamente que pueden tener repercusión interna,
por ello me parece interesante proponer la mirada a Venezuela planteando la
perspectiva de análisis y ¿Por qué no? Aprendizaje político - institucional.
En Venezuela existe una
crisis económica, social y política que se remonta a -al menos- 10 años atrás. Algunos
analistas hablan de más de diez años. Se ha establecido un modelo “bolivariano”
que podríamos denominar –emulando al viejo comunismo teórico en algunos puntos-
un “comunismo chavista”, formalmente un intento de socialismo, es decir un paso
más allá del comunismo. Fue iniciado por Hugo Chávez en 1999, sucedido en
continuidad por Nicolás Maduro. Un modelo que lleva 17 años en el poder.
Fue un modelo muy discutido,
muy combatido internamente, provocador de división social marcada. No podemos
obviar además el enfrentamiento directo con EEUU como depositario de las
acusaciones de “todos los males”. Un modelo que desarrolló un intervencionismo
estatal pronunciado, excesivo. Interviniendo no en el control de los precios de
mercado, vigilando la suba de los mismos sino directamente al bolsillo de los
trabajadores, cambiando así el foco de la intervención “aceptable”.
Venezuela sufre hace años
una crisis socio-política, se encuentra dividida en dos de manera tajante, para hacernos una
idea, la “grieta argentina” incluso no es tan profunda como la división social
existente en aquel país. Constituye realmente un contexto político sumamente conflictivo.
Problematizado. Por momentos en nuestro país se “temió” poder llegar a niveles
venezolanos de crisis.
En estos momentos se lleva
adelante el inicio de un proceso, como todo proceso consta de etapas, se
transita por estas horas el paso inicial, se elevaron firmas con el pedido de activación
del proceso de revocación de mandato del Presidente Nicolás Maduro, quien
desempeña el cargo desde 2013 sucediendo a Chávez tras la muerte del mismo. Este
proceso es un elemento constitucional inscripto dentro de lo que se denomina
democracia directa, democracia participativa. Implica una decisión ciudadana de
dar por terminado el mandato del Presidente. Acortar su gestión y renovar
autoridad.
La oposición en ese país intentó
desplazar del poder a Chávez en diversas ocasiones y con distintas acciones institucionales
y no institucionales. Masivas movilizaciones y machas de protestas durante 2002
y 2003, solicitud de renuncia, hasta un fallido golpe institucional, el paro
petrolero de diciembre a febrero 2002-2003, recolección de firmas para
referendo en post de la renuncia del presidente entre los mismos años.
Dado el fracaso de todos
estos intentos la “revocatoria del mandato” adquirió especial relevancia y
fuerza como mecanismo institucional y electoral dentro de la estrategia
opositora para remover al mandatario. Finalmente Chávez dejó este mundo en
ejercicio de sus funciones.
Actualmente empieza a concretarse lo previsto por la Mesa de Unidad
Democrática (MUD)[1], que hace casi dos meses
prometió la activación de “todos los mecanismos constitucionales” para impulsar
la formación de un nuevo gobierno.
Para explicarlo en términos más familiares: “No hay gobierno que dure cien
años, ni cuerpo que lo soporte”. El gobierno de “revolución bolivariana”
iniciada con Hugo Chávez, continuado por Maduro, ha cosechado amplia oposición,
eso sumado a crisis económica asfixiante, restricciones económicas, vaciamiento
de góndolas, problemas graves de stock en bienes de consumo primario, además restricciones
políticas, denuncias de persecución y avasallamiento político a la oposición. Denuncias
de “presos políticos”.
Nuestro Presidente ha hablado en campaña sobre la situación para él
reprochable de asociación argentina casi íntima (Chavismo – Kirchnerismo) con
un Estado denunciado de violación institucional y violación de derechos humanos,
denuncias seguidas de cerca por la comunidad internacional.
En este caso, Venezuela contiene una crisis política que va de la mano
con la económica y ambas se refuerzan mutuamente. Sostienen además una crisis energética
preocupante, lanzaron un plan de racionamiento de energía eléctrica para poder
salir de este escenario.
Para tener una idea acabada
de la crisis integral manifiesta basta mirar los indicadores, lo que sucede es
que todo se complejiza aún más por la división social que sale a las calles con
marchas y contra marchas a favor y en oposición del gobierno.
En una manifestación del 1ro de Mayo Maduro dio un discurso fuerte
instando a tomar las calles en función de la defensa de su gobierno frente a lo
que él considera una ofensiva de la oposición. Fue una manifestación de fuerzas
un día después de la llegada de los dos millones de firmas en post del pedido
de inicio del proceso de revocación.
Mirar a Venezuela nos puede proporcionar ejemplo y aprendizaje para no
incurrir en errores que nos lleven a aquellos niveles de crisis, aunque nuestro
país transita institucionalmente situaciones diferentes. No es novedad que la situación
económica puede marcar el destino de los gobiernos. Sellarlos.
El pueblo decide. En 2001 fue la sociedad en las calles la que determinó
la salida de un gobierno democráticamente elegido. De la Rúa llegó a una
instancia (varios elementos se conjugaron para ello) en la que el conflicto
social se volvió insostenible y su mandato fue “revocado” – interrumpido- por
el pueblo en las calles. Sin ánimo de hacer “predicciones” al respecto, el
mensaje del presente es de la importancia de prestar atención más que de
elucubrar situaciones de ruptura. Oír demandas sí, pero más importante aún
responderlas.
[1]
Es
una coalición de partidos políticos de Venezuela que
hacen la oposición formal y democrática al partido gobernante. Está
conformada por tendencias políticas, socialdemócratas, socialistas, progresistas, democristianos, centristas y laboristas.
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