miércoles, 18 de mayo de 2016

Ley Anti-despidos y una muestra de las elecciones que vendrán.



Sin dudas la situación política de nuestro país se encuentra por momentos enrarecida. Hoy enfrenta una situación clave que es casi una nueva pulseada política donde gobierno – oposición miden fuerzas nuevamente. Y en el medio, trabajadores, siempre los mismos. A veces parece no ser clara la defensa de los intereses ciudadanos, se confunde con la competencia y el juego de poder propio de la política misma. 




Todo puede entenderse teniendo en cuenta lo que se viene: el 2017 y las elecciones. Los actores políticos en escena siempre están pendientes -o deben estarlo al menos para poder sostener su carrera en vigencia - de la situación y el contexto presente pero pensando en el plazo extendido. Por supuesto, atentos a la propia base de sustentación que los sostiene, su electorado, quienes dan legitimidad a través de las urnas, quienes acreditan por tiempo determinado el ejercicio del cargo público.
Esto es particularmente interesante al momento de evaluar las acciones de los diputados y senadores en sus cargos, máxime sosteniendo que estos intentan escalar posiciones, avanzar. Planteo la mirada puesta incluso más allá, en 2019 y la presidencial y como punto de toque hoy, hago referencia al tratamiento de la Ley Antidespidos que viene siendo el foco central de la nueva pulseada política y de los que se juegan desde ya la posibilidad de “ser presidenciables”.
Massa anunció que si no se hicieran las modificaciones en el mentado proyecto del cepo laboral, modificaciones en lo referente a las exenciones específicamente de las Pymes y algunas palabras técnicas del texto planteado que podrían desvirtuar lo que debería ser el espíritu de la ley propuesta (el cual debería ser de protección al trabajo y a los trabajadores) finalmente podría no acompañar el proyecto, con lo cual peligra de alguna forma la aprobación del mismo.
Desde que asumió el nuevo gobierno nacional todos los días vienen siendo claves en términos de la negociación política que se lleva adelante en torno a cada situación, lo cual es interesante resaltar, hay diálogo. Y en derredor de esta limitación a los despidos que intenta poner el freno a una realidad que se devela apremiante y por demás angustiante para miles de trabajadores y familias que temen su circunstancia laboral, la puja viene siendo algo conflictiva porque no hay efectivamente un llamado abierto, convocante del gobierno nacional a sectores interesados que puedan discutir la situación desde una perspectiva plural. Y la discusión que se lleva adelante en el parlamento donde se debate acerca de esta materia amenaza con ser finalmente vetada por el ejecutivo. La cual aunque es una circunstancia prevista formal y legalmente parecería no ser lo más conveniente para el juego de la gobernabilidad.  
El gobierno nacional intenta parar el cepo o al menos dilatar el proceso, apuntando a generar la estabilización que dicen ellos mismos, sobrevendría pasado el primer semestre. El fin del primer semestre se encuentra muy cercano y sin embargo el –conocido, poco célebre- “efecto derrame” en el que el gobierno nacional confía, parece estar retrasado. Veo con cierto temor, porque oigo los rumores que suelen no equivocarse, que la situación no tiene resolución o al menos la frontera visible aun no muestra que esto esté efectivamente en vías de resolverse. Macri enfrenta una situación de embudo de acción que dificulta su situación. Ha dicho que vetaría la Ley si esta se aprobara pero los costos políticos de tal veto no terminan de estar clarificados.
En el mejor esfuerzo por dejar la mirada más positiva posible por el respeto y la prudencia que me merece este gobierno que lleva cinco meses de gestión, en este esfuerzo supremo por la objetividad en la mirada y en la palabra, debemos entender que es un paso a paso, es casi un minuto a minuto el planteo del asunto porque refiere básicamente a acuerdos políticos que ponen en juego futuros políticos y –más importante aún- “bolsillos sociales”. Hay que confiar en que este gobierno puede resolverlo.  
Referí en varias oportunidades que este gobierno de cambiemos viene adoptando medidas que tienen más de polémica que de “ADN social”, que parecen estar más atentos a la mirada externa o a la mirada de grupos económicos que a la del pueblo que es quien, en última instancia, dio el voto de confianza y aun hoy sostiene. Sostiene de alguna manera porque entiende que el gobierno anterior tiene culpas que expiar respecto a la situación en la que estamos hoy y sostiene también porque aun decide no dar el paso hacia la quita del apoyo efectivo. Es un paso el que hace la diferencia. Son las actitudes del gobierno nacional las únicas que pueden definir y determinar su propia condición de gobernabilidad.
Si se persiste en no oir, en no mostrar más “cara social” y hacer una presión efectiva a los grupos económicos concentrados, con la fuerza y autoridad propia que le corresponde a Poder Ejecutivo Nacional, difícilmente el gobierno de cambiemos pueda sostener el apoyo de quienes aun hoy deciden dar tiempo. Esperar y confiar. Aceptar el discurso presidencial y no dar el paso hacia la desilusión y la ingobernabilidad.
Hay que decirlo, la situación política se enrarece por momentos, son varios sectores en pugna, y como contrapartida un oficialismo que carece de un mecanismo aceitado de comunicación y de un proyecto económico definido. Parece ser éste un plan que, en el ánimo de confiar en los empresarios y en el esperado apoyo por parte de éstos -confianza que parece excesiva para muchos analistas- alienta por demás a los grandes grupos económicos y muy poco a los sectores más vulnerables.
Hay un límite claro en todo esto y siempre refiere al bolsillo. Si la demanda no es escuchada el bolsillo inevitablemente determina la situación y puede terminar dando fin a cualquier administración que juzgue insoportable, insostenible. Esto es lo que no se puede perder de vista, esto es lo que hay que tener en cuenta y aquí se juega todo el futuro del gobierno -o desgobierno- de un país.
Existen muchos elementos por analizar, todas cuestiones que enturbian el ámbito político de nuestro país que por estas horas define el destino de una discusión que podría costar políticamente caro al gobierno nacional. No obstante, la verdadera espera será ver qué sucede pasado el semestre y avanzada la carrera electoral 2017 donde candidatos y fuerzas políticas se expondrán de manera manifiesta y efectiva a la decisión del pueblo.


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