La realidad supera la ficción y puede ser incluso
más impresionante.
Los hechos de corrupción que salpican a la
gestión K terminan ensuciando un ya vapuleado espacio político que con cada cimbronazo
se ve obligado a reconfigurarse. Sus actores se reordenan en medio de la
transición más compleja después de la del 2001, de cara a nuevas elecciones en
2017.
En un acto misceláneo de características cinematográficas,
desopilante, increíble, atraparon a José López, ex secretario de Obras
Públicas, con 9 millones de dólares. .
Se trata de un parlamentario
del Mercosur, supo ser segunda línea dentro del Ministerio de Obras Públicas de
la Nación. Era quien manejaba buena parte del dinero para las obras y -según se
dice- sería quien hubiera recibido los pagos de sobornos por las mismas.
Haya sido entregado o no, hablemos de los
hechos, podríamos convenir que si bien las pruebas concretas acerca de la
participación directa de Cristina Fernández de Kirchner en todos estos actos
ilícitos que se van descubriendo no es determinante, siendo estas acciones
llevadas a cabo por funcionarios tan cercanos, íntimamente vinculados a ella
durante su gestión, al menos contribuyen a que se manifiesten como un cerco en
donde se va viendo su situación judicial cada vez más complicada y la política
es incierta.
Uno
podría pensar: no podrían haberse dado todos estos hechos en el desconocimiento
de la Presidenta, sobre todo con las formas políticas de la ex mandataria y su
marido que establecían un ejercicio de poder verticalista, radial, donde el
punto central eran ellos y los demás contorno (accesorio conveniente,
necesario) Pero quizás (sólo quizás) reste algún resquicio de beneficio de la
duda y en función de ella podamos hablar de “inocencia” y creer por el
contrario que López se movía con autonomía.
Lo cierto es que hoy, la única que podía
mantener unida a la tropa y ajustada a un relato, caminando por un sendero más sólido
al menos –aunque a juzgar por los hechos, superfluo- ve su panorama obstruido
por las causas que avanzan. Porque hoy sí avanzan, el poder judicial que es en
muchos casos directamente funcional al poder político de turno, se volvió
expedito en algunos procesos, aunque conserva cautela en otros. Los jueces
federales se develan solidariamente responsables del contexto en el que nos
encontramos y sin embargo las culpas no son asumidas.
Hoy no creo que ella haya jugado
para Macri. Ella jugó para Scioli, pensó en que las bombas podrían explotar en
la gestión de Scioli y quizás volver le seria más fácil. Jamás habrá creído que
Mauricio seria su sucesor. Muchas veces se habló acerca de una mente
maquiavélica que pergeño todo esto en función del regreso.. en política no es
necesariamente peyorativo decirlo, denominar de esta forma una estrategia, mas allá
de sus detractores Maquiavelo conserva un lugar especial dentro del ámbito.
Aunque la ambiciosa obra de este autor que habla de una atrevida forma política
no consigue ser tan creativa como parecería demostrar nuestra propia realidad,
o lo que se sospecha fue la ingeniería practicada por la arquitecta egipcia.
Quizás para la justicia no sea suficiente aun
como para Procesarla pero a nivel social, que es una de las justicias más
severas y elocuentes, una justicia que no va de la mano necesariamente con el
órgano jurídico establecido para impartirla, a veces suele generar influencia a
raíz de las presiones (sobre todo mediáticas) que ejerce, creo que hoy es la
justicia social, la condena social de estos hechos lo que plantea una situación
complicada para el kirchnerismo. Sin embargo la militancia parece soportar
estoica los embates, quizás no consigan el regreso, pero como en la elección
pasada si no la ganan, casi la empatan.
Oportuno fue el hallazgo en términos de estar
en plenas negociaciones en el Congreso claramente, pero además en pleno intento
por recomposición del propio partido (FpV). Fuertes eran los rumores de
reuniones en post de la definición de un nuevo candidato que pudiera reconstituir
la imagen, se hablaba concretamente de Cristina quien por estas horas debe
estar pergeñando salir de este nuevo brete.
Rápidos para encontrar culpables y no verse más
involucrados que lo que estima la opinión publica el bloque kirchnerista salió
a despegarse de lo ocurrido con José López. El bloque salió a defender de
alguna manera a de Vido (retrasaron su desafuero) y despegarse de las
actividades de López -quien por estas horas también debe estar debatiéndose entre
declarar y hablar de sus conexiones políticas o no hacerlo-.
Las evidencias parecen demostrar que la
gestión de la década ganada llevó adelante un sistemático proceso de saqueo el Estado, que cobraban las coimas en efectivo y
que ahora no saben qué hacer con ese dinero. Nada puede cambiar en un país acostumbrado
a depositar el poder político en manos de una asociación ilícita, una banda
organizada y dispuesta a ejecutar sus actos sin ningún tipo de miramientos.
“Vamos por todo” a la luz del paso del tiempo se comprende mejor.
El Frente renovador parece sacar varias
ventajas en todo este contexto dada la imagen de Massa como alternativa de
oposición en una situación crítica para quienes también desde el peronismo han
sabido vincularse con López, personaje que hoy se vuelve por demás
controversial, del cual todos quieren desprenderse. Muchos deben querer
eliminar las imágenes que los vinculan.
El estado de situación que deja lo ocurrido
además de todas las bromas circulando por las redes sociales, satirizando los
hechos, habla de una situación crítica para la política en general, mas allá de
la visión acerca de la particular gestión de Cristina Fernández y de quien
fuera su marido y antecesor, Néstor Kirchner.
En el plano político, es claro que la escena agudiza la degradación
del kirchnerismo a un punto que acaso ya no tenga retorno y abre un enorme
interrogante sobre una eventual regreso de Cristina Kirchner a la esfera
pública para competir en las elecciones del año próximo. Pero en política todo
puede cambiar.
Para
el Gobierno es una buena noticia porque le saca de agenda el tarifazo y los
efectos más duros del ajuste. Pero a la vez, acelera el cambio de piel en el
peronismo, que acaso llegue a las elecciones del año que viene con el kirchnerismo
abatido, y eso lo vuelve un rival mucho más difícil.
No nos olvidemos del papel de los medios de
comunicación, el cuarto poder, el que aun intenta delinear sus directivas para
este proceso de transición que viene acompañando. También reconfigurando sus
propios espacios, definiendo la línea política que puede acompañar en
circunstancias en que tanto oficialismo como oposición acarrean sobre sus
hombros pesadas causas.
Finalmente, “Muchos caciques” para una República
que reclama verdaderos cambios para poder sanar.
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