lunes, 15 de agosto de 2016

Crisis de identidad (y de representación como resultado)



La situación de los dos partidos políticos históricos de nuestro país, es compleja. Se trata de quienes han sabido conseguir gobernar a nivel nacional y dirigir al conjunto de los argentinos planteando de alguna manera “la primer grieta política” en términos de diferenciación ideológica de sectores, que hoy están sorprendentemente en la misma situación y sin embargo en diferentes instancias.
El Partido Justicialista arrastra la derrota electoral que le valió el puesto actual de oposición, aunque desdibujada. Busca reformularse, re editar viejas consignas y volver a levantar banderas para la próxima batalla electoral que espera mucho más de lo que por ahora demuestran. El planteo es la búsqueda de una figura que realmente represente la renovación del partido.
 La Unión Cívica Radical, por su parte, tras una victoria que lo catapultó de nuevo a instancias de poder y sin embargo no consigue hacerla plenamente suya o al menos no mostrarse plenamente parte del oficialismo. El gobierno es de Cambiemos, donde solo es un vértice del triángulo de gestión.
Es paradójico situar a ambos partidos en una instancia de recomposición de identidad a pesar de su distinta posición en el escenario político. Se trata de una instancia que debe sortear cada partido partiendo desde condiciones diferentes. Aunque ninguno parece tener fácil el camino de transformación y redefinición.
Unos por no estar habituados a la calidad de oposición, otros por tener sus propias complicaciones en la experiencia, en una gestión que además (como “agravante”) al ser producto de una alianza resulta siempre en el desarrollo del gobierno conflictivo llevar adelante acuerdos internos para la toma de decisiones.  
El aumento de tarifas que abarca a todos los ciudadanos implica el ahogo en términos económicos a todos los sectores sociales, por supuesto los más vulnerables lo sufren aún más, pero el sector medio también levanta sus voces en contra de la medida. Y ello hace que la intención de representación de un oficialismo que contiene tres aristas políticas en su interior se repliegue cada espacio en sí mismo para redefinirse. Autodeterminarse en el medio de una alianza con otros espacios. Máxime si existen nociones como las apuntadas por el propio Ricardo Alfonsín (UCR) respecto de la fallas en la comunicación interna o bien la falta de escucha a sus voces dentro del conjunto Cambiemos.  
En este momento paradigmático podríamos ver que tanto el PJ como la UCR intentan continuar en el ambiente político sin desdibujar sus propias fronteras. Volver a las bases es siempre un buen consejo, pero cuando las mismas están también desdibujadas, tanto como para decidir en las urnas por una alianza que contiene incluso a un partido nuevo, casi inexperto en gestión como el PRO para el gobierno en la instancia nacional, significa -cuanto menos- la necesidad de un replanteo más profundo al interior de los históricos que hoy se debaten el presente y futuro de sus fuerzas políticas.
Siempre las crisis de identidad del partido se reflejan en crisis de representación. Para ello el debate al interior de cada fuerza política debe ser profundo,  si quieren dar continuidad al mismo y presentarse de nuevo a la batalla por el poder que anhelan. 





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