Marcha y contramarcha es la
política del gobierno. Necesitan reformular instancias económicas. “La pesada herencia”
no alcanza a explicar los “modos” de la nueva gestión. La sociedad está atenta,
dispuesta a defender derechos. Los medios acompañan en la atención y la
gestión. La justicia también busca respuestas.
La polémica está dada en función
de las formas de “la reformulación tarifaria”. No se trata solo de cambio, se
trata de los bolsillos que no soportan los ajustes económicos. La estrategia
debería ser mejor planteada. No basta con sólo cambiar los conceptos, el ajuste
se siente igual.
Queda esperar que se den las
explicaciones necesarias de los costos por los cuales el aumento de los
servicios fue dado, la confianza en que la justicia podía apoyar la medida oficialista
ya fue vulnerada. Sin explicaciones mediante, audiencias públicas de calidad, se
vuelve más compleja la situación de aprobación. Se entiende el discurso pero
faltan datos que no han sido dados. Y es necesario un acuerdo político integral
para dar legitimidad a las medidas. Hacerlas de ese modo, de alguna manera
“soportables”.
Surgen más denuncias e
investigaciones acerca de malos manejos en la gestión pasada. Y esa pareciera
ser la estrategia “a mano” para las explicaciones de las políticas en esta
gestión implementadas. Pero no se sostiene, dado que los aumentos superan las
expectativas brindadas a la gestión del Cambio. Cuesta creer que todo estuvo
mal.
Para muchos analistas conforma la
contramarcha y el reconocimiento de errores, mientras para otros esto debilita
al mismo gobierno que no define con pasos certeros su posición. No ayuda a la
consolidación de una gobernabilidad que se muestre estabilizada.
A meses de la asunción pareciera
ser que el traspaso aún está en camino, sigue siendo el kirchnerismo tema de
debate social. Denuncias de por medio, los medios de comunicación sustentan la
ventaja comparativa a favor de la gestión Macri. Mientras, a la espera de la
llegada de inversiones que recompongan las arcas enflaquecidas, el gobierno
intenta mejorar al menos la comunicación para configurar sin decirlo, un nuevo
relato. Una nueva perspectiva de país.
Lo problemático de toda esta circunstancia
es que no ayuda la situación económica. Si fuera por esto, el cambio sería más
llevadero y el gobierno podría respirar y descansar sobre rieles favorables. Mientras
la economía no acompañe se vuelve evidente la conflictividad social.
La verdadera gobernabilidad es
dada por varios factores, pero se manifiesta en lo tangible, en lo que sentimos
y podemos materializar. Lo que es real a nuestra percepción. Que el sueldo
“alcance” para cubrir nuestras necesidades básicas es un factor. Generar ello
brinda oportunidad al gobierno de conceder buena expectativa sobre la gestión
realizada y legitimidad más allá de las urnas.
Las preguntas son: nos queda
esperar que la situación económica se resuelva, ¿cómo?, ¿cuándo será?. Es
exclusiva competencia de esta gestión de gobierno que –aun no habiéndola tenido
fácil una vez a cargo, tras seis meses de estar en gestión,- debe dar necesarias
y rápidas respuestas.
Mientras sigan en el ensayo y
error o bajo la necesidad de dar pasos
acelerados se “salteen” gestiones importantes en el proceso del lanzamiento de
una nueva medida, más difícil será lograr la aprobación de la medida en
cuestión. Y la marcha y contramarcha desprestigia. Debilita.
Por supuesto, hay que
reconocerlo, la economía de nuestro país nunca fue fácil de apuntalar. Es fácil
decirlo, pero en la práctica más complejo resolverlo. Se entiende. No obstante
sigue siendo prioritario dar pasos firmes para avanzar de manera más estable.
Corresponde a Cambiemos hacerlo, con la responsabilidad institucional que le
toca a quienes ocupan el lugar de la oposición.
La responsabilidad es claramente
de todos, ciudadanos incluso, pero la gestión es de Cambiemos, a esta altura
ello está claro. Como se visualiza también que el clima social (al cual
contribuyen muchos factores pero lo económico es casi determinante) marca los
pasos de un gobierno que busca en sí mismo consolidarse.
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