domingo, 2 de octubre de 2016

Malvinas, el traspié y la sensibilidad a flor de piel.


Se trata de una herida abierta para nuestro país que lleva a cuestas varias sin resolver. En este caso, aparece quizás como un intento de dar un mensaje a nuestro país desde un foro internacional, dejando más sabor a malentendidos y polémica que certezas.
El Presidente Mauricio Macri tuvo su primera oportunidad para esclarecer a través de su discurso en la ONU, Organización que encuentra reunidos a los mandatarios de los países miembros esta semana en Estados Unidos, los pilares fundamentales de su política exterior. Pero lo que podría haber sido visto solo de manera positiva tuvo consecuencias –seguramente incluso para la gestión M- inesperadas.
Tras el discurso propiamente dicho y el encuentro de nuestro Presidente y la Premier británica Theresa May, Macri habló con medios a los cuales les dijo que las conversaciones sobre la soberanía nacional de las Islas estaba “muy avanzada”. Inmediatamente trascendido este comentario inició un espiral de rumores y comentarios sobre un tema sumamente sensible para nuestro país. Recuperar las Islas Malvinas seguramente sería un inconmensurable baluarte para cualquier gobierno. Uno que lo catapultaría a la historia.
Pero muy lejos está esa intención de deseo de las conversaciones reales. Tal es así que después de toda la polémica por aquella declaración nuestra canciller, Susana Malcorra se apresuró a negar la situación, algunos dicen más rápida de reflejos que nuestro mandatario, intentando resolver de antemano una cuestión diplomática que podría haberse tornado conflictiva poniendo en juego, además su propia candidatura dentro del Organismo de Naciones Unidas. Más tarde el mismo Presidente volvería tras sus pasos en sus dichos, relativizando los mismos. Y es que fue un disparador que generó repercusiones mundiales, no solo de los países involucrados sino también en las Islas.
De todo el episodio podemos concluir en primer lugar que esta discusión sigue siendo un tema de agenda, vigente. Como contrapartida a la falta de resolución existe la intención de no entregar las banderas de lucha por la soberanía. Estas que se reivindican y sobre las que se declara lucha inclaudicable, tanto de las Islas como del sector antártico.
Es tan sensible que resulta que hablar sin miramientos sobre Malvinas –uno de los pocos puntos en los que se puede hablar de un acuerdo que trasciende los partidos- y pensar que iba a ser gratuito o peor, que iba a pasar sin mayor escándalo por el simple y repetido recurso de ningunear el tema, es casi una confesión de carencias propias, más que un ejercicio de astucia.
Es ya un rasgo constitutivo del gobierno de Macri este “estilo” de hacer política, estos  modos siempre equívocos, que parecen subestimar la política desde una pretendida “simpleza”, que en rigor parece poco prudente, casi de amateur. Y es que la política es siempre mucho más que el discurso. Y a la vez las repercusiones del discurso siempre deben ser entendidas como insospechadas. Por ello es bueno ser claro, mejorar la comunicación. Concentrarse y ubicarse en tiempo y espacio al momento de hablar. Las consecuencias inesperadas de lo que uno dice pueden ser mejor previstas y contenidas con la correcta mirada política tanto del interior de nuestro país como de países vecinos.
En el medio se proyecta la oportunidad de la oposición siempre alerta para apuntar a los errores. El aprovechamiento político de los espacios no abarcados por la gestión Cambiemos.

No está claro si fue un error de interpretación de los dichos del Presidente o fue un grosero error de perspectiva política a secas, lo que sí está claro es que fue una polémica innecesaria. Tendríamos que estar abocándonos solo al discurso en sí, a la propuesta del mismo que por su parte tampoco fue revelador en cuanto a la perspectiva política exterior, pero este hecho tomó protagonismo en un escenario que tiene varias aristas complejas para un gobierno nacional que sigue sin ocupar el centro de “la política” como protagonista descollante, dando más incertidumbres o muestras de fallas que respuestas a las demandas conflictivas que le tocan resolver. Podríamos esperar algunos meses más para ver si finalmente se entiende el lugar que ocupan, en el amplio sentido del enunciado.  

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