domingo, 2 de octubre de 2016

Ni sobre estimar ni estigmatizar, visibilizar y asumir el problema.




No importa el error metodológico, en porcentajes puede significar más o menos cantidad de habitantes en situación de pobreza/ indigencia en nuestro país pero en términos realmente significativos se trata de ciudadanos padeciendo necesidades. ¿Dónde ponemos el foco de discusión?
Conocidos los números del INDEC, Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de nuestro país que viene intentado recomponer su propia situación critica, fue intervenido durante el último mandato de Cristina Fernández y desde entonces perdió no solo miembros técnicos importantes sino el prestigio que supo tener en otras épocas, además que dejó de dar índices claros acerca de la performance de nuestro país en ámbitos tan sensibles como el económico-social. Conocidos los nuevos números, fueron claras las alertas lanzadas al ámbito político desde esos datos. No obstante la política como responsable elige buscar responsables más que dar soluciones, respuestas claras a la demanda más acuciante.
Del lado de la gestión anterior eligen apuntar como el único responsable a la gestión actual, ésta elige hablar aun de herencia y en medio el ciudadano consciente que sabe que definitivamente existen responsabilidades compartidas. Es más, todo el arco político debe hacerse responsable del estado de situación actual. Pero más importante que ello, es necesario que mientras la justicia haga su trabajo la política de soluciones.
Se esperaba que el discurso del Presidente en conferencia de prensa en Olivos el día miércoles 28 de septiembre se tradujera en la definición de algunas instancias, sobre todo las que restan por venir, pensando en un diciembre cercano. Un diciembre siempre conflictivo, sobre todo en los últimos años, tanto que nos invita a pensar en la potencialidad de explosión de la conflictividad social en esas fechas.
Pero se perdió la oportunidad de poner verdaderos paños fríos sobre los números que con margen de error metodológico o no, circunstancia por otra parte absolutamente normal para cualquier proceso de medición, máxime de este tipo de mediciones, de todas maneras puntos más, puntos menos arroja datos que ponen sobre la mesa las deudas pendientes de “la política” y los políticos de nuestro país.

Es necesario que se definan líneas que desemboquen en impactos positivos  más inmediatos. Aquellos números (32,2 pobreza; 6% indigencia)  desmontan años de mentira y demuestran la falla en la visión más social de nuestra economía. Los fríos números reflejan una deuda pendiente como sociedad y deberíamos enfrentarla como tal. Pero sobre todo reclama acciones más rápidas, reflejos oportunos para poder revertir un poco esa sensación de no estar siendo atendidas. Después de todo, la ciudadanía ya no desconoce hoy, ni quienes lo dicen en voz alta ni quienes prefieren hacerlo en voz baja, la responsabilidad de la gestión que se fue, pero no deja de ver tampoco la responsabilidad de la presente. Y si esta “no tan nueva” gestión nacional quiere realmente ponerse a prueba, debe ser más contundente con aquellos sectores que hoy más que antes están -no “estigmatizados” sino- visibilizados. 

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