jueves, 21 de julio de 2016

Argentina debe encontrar el nuevo equilibrio económico.


Lo que dirían los analistas “ni proteccionismo insensato, ni apertura indiscriminada”.
Se juega la búsqueda del equilibrio entre la industria nacional y la entrada extranjera. Un tema que siempre fue un problema para la Argentina. Manifiesto también en la asunción de distintos gobiernos que viran por uno u otro sin mediar cavilación al respecto.  Argentina demuestra un patrón lamentable y es que con cada cambio de gobierno, cambia -a veces radicalmente otras no tanto- el esquema económico. El pensamiento de largo plazo dura una gestión. Mientras no pretenda la misma cambiar las figuras y seguir en carrera, gestionar una década con cambios de mando pero no de lógica política.
Así como no era conveniente “matar al campo” en términos de impuestos, con las retenciones altas, tampoco lo es cerrar las fronteras, cerrarnos al mundo, aunque “no estamos acostumbrados” para llevar adelante el control necesario o hacer que las importaciones paguen costos distintos a fin de cuidar efectivamente lo nacional.
La apertura irrestricta y el poco cuidado de lo nacional por parte de un Estado que tiene como deber hacerlo es la crónica de una muerte anunciada. La teoría del derrame no se da en la práctica. ¿Por qué insisten con ello? Ya hemos pasado por experiencias de este tipo. Por ello se renueva la crítica de una izquierda que en defensa de los puestos de trabajo renueva la discusión con la supuesta derecha que “representaría” Macri y su equipo. Ésta que parece plantear en lo económico una nueva edición del neoliberalismo.
Lo lógico es que si las industrias nacionales tienen una competencia irrestricta no soporten los costos que existen a nivel nacional y que se traducen en cargas sumamente tortuosas. Siguiendo la lógica, lo probable es que deban cerrar sus puertas y ello se traduce en el desmantelamiento de espacios de trabajo, la desaparición de puestos de empleo y la crisis indefinida para miles de familias que enfrentan grandes incertidumbres.
Toda esta crónica es lo contrario a la teoría del mentado derrame. Seguramente el consumo pueda mejorar además por supuesto de la industria financiera, pero ellos no sostienen todo el entramado económico que necesitamos para pensar en crecer. El planteo del crecimiento debe ser en términos integrales y dejando atrás la noción de espera del derrame. Hay problemáticas que no tienen tiempo de espera.  Existen familias a las que no podemos pedir que esperen que se dé un proceso de crecimiento máxime sin estar seguros de los tiempos ni de las formas del mismo.
La experiencia argentina en ese proceso ha demostrado dejar más crisis que resoluciones. La masa de trabajadores que pierden sus espacios difícilmente puedan reinsertarse y quedan excluidos del sistema. La retracción de la industria nacional provoca el descalabro de la estructura social en estos términos.
Es necesario en este punto de “cambios” que la mirada sea integral y sobre todo no pierda de vista, demuestre tener, sensibilidad social. Por estas horas la industria nacional vuelve a ponerse en el dilema de seguir o no y los términos de cada camino que elija.
Son muchos los desafíos económicos que se plantean para nuestro país, el de una economía inteligentemente administrada e integrada es un punto sumamente relevante por resolver.  Quizás sea el momento, nunca es tarde para aprender de los errores. Pero es necesario que el plantel de gobierno lo tenga en cuenta. Las decisiones le competen. Tienen en sus manos la oportunidad del oro en esta  instancia, de generar la relación madura de nuestro país para adentro para con las provincias así como para afuera, con el resto del mundo.  Y finalmente establecer una matriz en términos de círculo virtuoso entre inversión, empleo y crecimiento.



Los Medios de Comunicación y la peligrosa relación con el poder político


En instancias de comunicación permanente, donde nos vemos atravesados por la catarata de información de manera constante y ésta debe ser de nuevo filtrada por nuestro entendimiento tras el tamiz del medio del cual la recibimos, es interesante ver la conexión que los incluye, -nos incluye- en un círculo que puede ser problemático y  sin embargo necesario.
La tensión Medios de comunicación – poder político no es nueva, por algo se establece la noción de los medios como el “Cuarto poder” a fin de casi equiparar el peso de uno y otro.
Frente a los medios estamos los ciudadanos, usuarios que elegimos siempre qué ver, qué oír. Estos que no vivimos de la política pero a quienes nos importa la política y sobre todo qué hacen los políticos con nuestros recursos.
Existe un término del cual resulta incómodo hablar pero es real, se da y es parte de la política misma: la manipulación. No es nuevo, por el contrario es sabido y cada vez tenemos mayor conciencia de que los medios si, “operan”. Tienen intereses, incluso antes de “los k” y su pelea con el Grupo Clarín  lo sabíamos, a esta altura pocos lo desconocen. La política es un arte y depende de quien la use o ejerza puede utilizarla para el bien o no. A la larga o a la corta, la política se mancha.
Algunos analistas sociopolíticos se encargan de señalar esta manipulación que guarda relación con los ribetes del propio juego político. Ni propio de una gestión, ni exclusivo de nuestro país en particular, se trata de una tendencia que se reproduce a nivel político mundial. Son estrategias que son o pueden ser utilizadas por los equipos de gobierno, los que ejercen el gobierno en términos amplios, la oposición y el oficialismo, con el manejo de los medios de comunicación a fin de dar a conocer una imagen, idea o discurso especifico que quiera que se dé al público.
Mucho se enuncia la estrategia de distracción, la cual consiste en el intento por desviar la atención del público de los problemas y de decisiones importantes que se van tomando mediante la inundación de informaciones menos significativas o de otra índole. Es lo que el kirchnerismo dice que hace el gobierno nacional a través de la justicia en contra de su gestión.
Poca posibilidad de distracción tiene el gobierno nacional teniendo a una sociedad entera siguiendo de cerca los pasos políticos. Muestra de un renovado interés político es el aluvión de programas que tienen como eje el tratamiento de cuestiones en relación a este ámbito. Poco margen le resta a este gobierno que nace con mochilas cargadas de reclamos políticos a toda la dirigencia política en general. 
Hay que evitar la mirada ingenua sobre la relación política y medios, así como reconocer que tanto oficialismo como oposición tienen a mano el elemento estratégico de lanzar noticias a modo de distracción.
Los medios recogen información y muchas son resaltadas de manera específica en función de la importancia que le da el propio usuario en algunos casos, el mismo medio en el intento por establecer prioridades, en otros.
Como medios y personas que trabajamos en los medios tenemos el desafío y la responsabilidad de dar la información mientras como ciudadanos tenemos la posibilidad de razonar por nosotros mismos y sacar las conclusiones en cada caso.

Por parte de quienes nos gobiernan parece haber una lucha encarnizada por demostrar cada sector que el otro está en falta. Que el otro tiene cosas turbias. Resulta una cuestión personal poder resolver en qué creemos. Más allá incluso de la manipulación que nos subsiste. Y los medios deben resolver la fricción de manera tal que no se vea afectada la credibilidad del mismo, su mayor capital, de la que vive y sin la cual no perduraría, después de todo es necesaria la existencia de los medios de comunicación en una sociedad que pretende estar informada y tiene derecho a tener el acceso a dicha información. 

viernes, 15 de julio de 2016

Es momento de impactos


El segundo semestre espera, se preparan los distintos frentes de poder para dar lucha. La oposición intenta ocupar su lugar aunque aún por momentos parecen desorientados. Y cambiemos deberá resolver algo que le seria efectivo para su gestión: ese aspecto económico que los desvela.
Macri debería dejar de intentar convencer al 49% que no lo votó desde el discurso. Es irremediable la discrepancia ideológica. Está instalado que él pertenece al grupo de los empresarios, esos que siempre tuvieron “mala fama”. Aquellos que se oponen ideológicamente a los trabajadores, como si fuera una regla definitiva, determinante. La historia demuestra de alguna u otra manera esta aparentemente revelada verdad.
Más le conviene al Presidente demostrar, no desde el discurso -que sí, siempre es necesario porque vivimos en un mundo de comunicación, pero hay que saber qué y cómo comunica-, lo que se espera ahora es que demuestre los impactos y por supuesto que estos sean positivos. Falta resolver la economía.
Es importante no dejar de hablar de lo que fue la gestión anterior, pero es un discurso que se agota. Valen más los hechos que las palabras, los que muestran algo concreto, palpable. Manifiesto. Es una realidad que el bolsillo del usuario es la medida de un clima social que empieza a demostrar alertas. Y es efectivamente cierto que con este termina midiéndose la ansiada gobernabilidad que no es ni más ni menos que equilibrar las cuentas, dar certidumbres, estabilizar y gobernar sin sobre saltos.
Se desarrolla en algunos ámbitos un interesante y encendido debate sobre “relato si” – “relato no”. Uno indica que el gobierno nacional debería tener su propio relato, es la perspectiva particular del gobierno, la propia matriz, las políticas públicas que despliega en función de ello. Se supone también que están íntimamente relacionados la mirada y los planes desplegados.
Por otro lado, quienes sostienen innecesario tal relato, tal construcción en nombre de la expresión. Sobre todo porque “ellos son distintos”. Cambiamos.
Aparece el relato como lo viejo, sin dar cuenta que SIEMPRE existe, incluso ahora que se dice que no, incluso si quisieran no tener un “relato”. Se construye desde el anonimato, es una imagen, es una palabra (“Cambiemos”) es un discurso sostenido sobre “la Herencia”, es cada política pública puesta en marcha que intenta resolver desde la propia perspectiva del gobierno las demandas existentes. El relato siempre está a pesar de que se intente no nombrarlo. Y es necesariamente identidad. Es lo que representa al nuevo equipo de trabajo a cargo de la gestión que comanda Mauricio Macri.
Quizás no esté definido como tal, pero el nuevo relato existe. Quizás no se comunique correctamente, tal vez la comparación con la gestión inmediatamente anterior sea demasiado pesada, pero el relato de este gobierno existe y se representa con cada acto público de cada funcionario del gobierno. En los hechos y en las palabras.
Lo que falta o al menos da la sensación que falta, porque también puede ser que los impactos aun no sean positivos y lo que se espera es que traigan beneficios para estabilizar la situación económica, es que se manifieste de manera palpable que esta vez se están haciendo las cosas bien, que vamos por el camino correcto. Que podemos empezar a estabilizar las cuentas y realmente “hay luz al final del túnel”
Ya no podemos seguir envueltos en discusiones vanas, si relato si, si relato no, o en todo caso en ello no debería estar preocupada la nueva gestión, esta que pronto dejará de ser tan nueva. Ahora es momento de dar respuestas, dejar de intentar convencer desde el discurso y enfocarse en algo que podría salir mejor y sin dudas tener repercusiones más positivas. Dar respuestas.





jueves, 7 de julio de 2016

La Discusión sigue siendo Política.



Lo interesante de esta etapa es que seguimos hablando de política. De entramados políticos y judiciales. De instancias que descubrimos en función de los medios de comunicación, en donde también se visualiza el poder.
Para bien o para mal seguimos hablando de la gestión K, pero también de la gestión M.
Es difícil sopesar cuanto influye hoy en la figura de la ex mandataria las causas que arrastra y pesan sobre su gestión. El escenario montado invita a no perder de vista lo que se hizo mal o al menos parece haber sido –por ciertas evidencias y el avance de la justicia- malversado en la década precedente. “Van por ella” que reiteran algunos analistas hoy y recuerda al “Vamos por todo” en la lectura de los labios de la propia ex presidenta. Y en el medio de estas definiciones hubo luchas que no podemos olvidar, hubo avances sociales que no es válido abandonar. Las conquistas sociales son de un pueblo y nadie tiene derecho a arrogarse ser “el pueblo” dejando de lado a una parte del conjunto.
No obstante,  tampoco parece que no se mantengan atentas las miradas sobre la presente gestión de bandera política distinta.  Los pasos del nuevo mandato se siguen mucho más que lo que los medios de comunicación muestran. Macri no terminó de conformar sobre todo a aquel 49% que no logró conquistar en las urnas. Y sostiene con el asombro de los descubrimientos de la década pasada su propio apoyo.
Por supuesto, es un gobierno que se consolida sobre las ruinas del anterior y ello no es tanto mérito propio como falta de estabilidad y organización en una oposición que no logra despegarse de la gestión Kirchner y de la derrota inesperada de 2015. Cambiar de piel.
Son muchos los desafíos que Macri deberá enfrentar en los próximos meses, el ámbito económico siempre es un punto importante, determinante al momento de hablar de gobernabilidad. Las provincias reclaman medidas concretas y contundentes. El conurbano bonaerense es el principal factor a tener en cuenta, por los retos que representa.
Los sindicatos y su nueva determinación de unidad en post de la lucha obrera aunada son los nuevos motores de la verdadera oposición, mientras en el Congreso se debaten las cámaras en un nuevo planteo de actividad política. Los bloques parecen ser armados de manera estratégica y las votaciones se dan ante cada tema en tratamiento de manera distinta. La tendencia va demostrando ser la formación de bloques especiales y mayorías negociadas.
Lo interesante de la política argentina es que volvemos a ver negociaciones políticas por doquier. Siempre las hubo, ahora con la pugna por el poder desde varios sectores se pone más en manifiesto y evidente.
Mucho más no debería extenderse el “periodo de gracia” brindado al gobierno nacional desde el plano judicial, las causas que ayudan a la gobernabilidad tienen un techo. 2017 será un año electoral que nos convocará a hablar sobre mayores entramados en post de las nuevas alianzas electorales. Ya están en campaña, todos. La ciudadanía tendrá la oportunidad una vez más de demostrar que ellos solo trabajan para todos nosotros y quien tiene verdadero poder en las urnas es quien decide final y realmente el rumbo de nuestro país. 

Mientras puede avanzar la justicia como corresponde y como vemos la defensa de la ex mandataria va en tono político al decir que se trata de una persecución por “haber pertenecido” a su gestión, inevitablemente la grieta sigue demostrando presencia ya que muchos prefieren seguir ver todo en perspectiva política y apoyar a su jefa. Con todo podemos avizorar que lejos de tener un gobierno tranquilo, Macri tendrá aún más desafíos por delante. 

La discusión de la Reforma arriba a las Provincias: Es hora de Cambio.


Se sabía que este nuevo gobierno nacional tendría iniciativas para con las provincias distintas a la gestión de Cristina Fernández, en general. Respecto a Formosa en particular, desde el principio se espera que “esta vez, haya cambios”
Lo que a la gestión nacional siempre le sirvió fue no involucrarse con cambios sustanciales en lo que toca a las normas electorales, a fin de sostener aquello que les daba el resultado esperado. Excepción fue 2015. Hoy se discute la reforma electoral para dar inicio a una más profunda reforma política.
Culturalmente se establece la necesidad del cambio. Las últimas elecciones de 2015 significaron el agotamiento de un sistema que -lleno de vicios-  solo promueve desconfianza y sospechas respecto a los resultados.
Las demoras para conocer los resultados, sumado a las irregularidades denunciadas,  los robos de boletas, las manipulaciones políticas a los electores, terminan de convencer que el sistema cumplió un ciclo. Es necesario revisarlo. Y necesario discutir sobre un tema que parecía tabú para nuestra sociedad aunque siempre se introduce de manera directa en cada comicio: la transparencia.
Con la nueva iniciativa se pretende resolverlo, limitar la reelección indefinida, eliminar las boletas de papel, unificar el calendario electoral y avanzar en la transparencia de las elecciones a fin de dar mayor calidad institucional a nuestra compleja y por momentos débil democracia.
Difícil es pensar en la Boleta Única Electrónica y su implementación en nuestra provincia, asi como en otras localidades. Lo difícil de la aplicación puede generar dudas pero no habla en si de lo bueno o malo de la introducción de esta herramienta tecnológica electoral. Su posibilidad de implementación se discute como argumento para resistirlo, así como la visión de que los militantes no podrían hacer campaña con las boletas casa por casa o en la calle como es de tradición. Sin embargo no es suficiente argumento y hay que dar el debate.
Eliminar la Ley de Lemas también indica un cambio que nos toca de muy cerca, aun hoy son tres las provincias de nuestro país que la sostienen revelando lo injusto de un sistema que termina ungiendo ganador a quien individualmente no necesariamente haya tenido buena cantidad de votos. Santa Cruz, Formosa y Misiones mantienen el método que permite que un frente presente varios candidatos (o listas “colectoras”) de modo que todas sumen votos para un mismo lema que los contiene. “Sumando para la corona” dirían algunos analistas.
La actualidad política de nuestro país propone “barajar y dar de nuevo”, abrir el juego a través de la posibilidad del debate para que se visibilicen estas cuestiones problemáticas provinciales y otras. Es la oportunidad para ajustarnos a las demandas de modernización que sin dudas podrían traer algo de beneficio en nombre de la claridad política.  

Formosa debe revisar el régimen vigente, ponerse a tono con el viento de cambio y evolución, seguramente todos los puntos en discusión pueden ser entendidos desde esta nueva perspectiva y actualizar medidas tan conflictivas y debatidas, por su poca contribución al mejoramiento de la calidad democrática, como Ley de lemas, Reeleccion indefinida. Son pautas para encarar la política que viene. Para estar a la altura de las circunstancias, primero el debate, luego el apoyo al cambio y la apertura para la instauración de una nueva institucionalización, pensando sobre todo en el verdadero bienestar de los formoseños.- 

La difícil superación del Frente Para la Victoria


La política debe volver a ser vista como servicio y no como privilegio, beneficios, corrupción.
En este dilema se encuentra hoy nuestro país, la sociedad enfrenta el acoso de las noticias que develan años de -cuanto menos- desidia del Estado, podríamos resumir culpas en la falta de control efectivo de las entidades correspondientes y el abuso de esta falla por parte de quienes tomaban decisiones sobre nuestros recursos. Hoy quien se sienta en el banquillo es el arco político en su totalidad, la justicia en buena parte. Por errores propios o condición de pertenencia, acción u omisión,  ninguno puede “salvarse”. La pelota se mancha.  
El “Efecto López” ha sido amplio, toca a los partidos políticos, a la iglesia, a la cultura política, pero básicamente nos golpea a la puerta de la reflexión social al respecto. ¿De qué nos reímos? ¿Por qué reímos?
Tomar con humor situaciones tan escandalosamente deshonrosas que además significan la distorsión de la calidad institucional de nuestro país en tanto saqueo impune del Estado,  no parece ser el camino correcto. Hay que discutirlo. Planteárnoslo con seriedad. No puede pasar como un hecho sin importancia y debemos reclamar para que se devuelva lo que nos robaron, pero más aun no dejar que esto se repita.
Estamos ante un escenario internacional complejo, con cambios que vienen a plantear otra composición política para el Reino Unido y quizás para la misma Unión Europea lo cual promete traer consecuencias para los demás países. La Crisis en Brasil puede dar idea de que estamos en una zona “poco atractiva” para los capitales que necesitamos. Por ello, las señales del gobierno nacional para “el afuera” son importantes. Por ello, la visita de Macri a Europa pensando en lla relación con la Unión Europea es importante.
Mientras, el “adentro” plantea también una instancia de necesidad de superación de lo que fue la gestión k. Desprenderse de la historia. Cargar las culpas sobre el kirchnerismo y continuar la vida. Por ello es que muchos analistas hablan hoy de FpV en pasado. El cada vez más reducido grupo de legisladores que subsiste no sabe por cuánto tiempo más lo hará y probablemente termine siendo absorbido por el PJ en su recomposición.
Eventualmente “el relato” se mantenga en lo ideológico, porque conquistó, pero el cambio de piel es en estas condiciones, necesario. Algo a lo que se resisten los defensores acérrimos casi enceguecidos de Néstor y Cristina. La misma ex mandataria sale al cruce intentando mostrarse como víctima de las circunstancias denunciando una supuesta persecución política de la que ella y sus ex funcionarios -obligados a ir ante la justicia a dar explicaciones- serian objeto.
Será difícil dejar atrás esa gestión de gobierno, lo demuestra el escenario en el que nos encontramos, conveniente sería asumir responsabilidades, enfrentar las sanciones pertinentes y seguir adelante.  No hay por qué dejar atrás las conquistas sociales, no hay por qué no sostener las luchas y defensas que se propongan socialmente, las validas, las que provienen de demandas reales y bienintencionadas. Se trata de entender que una gestión que carga sobre sus espaldas con denuncias que conciernan a buena parte de los partícipes de la misma debe dar explicaciones. Y que las mismas sean elocuentes, convincentes. Reales.  
Mientras Ella ante cada nuevo “descubrimiento” habla desde las redes, sostiene inocencia, desconocimiento, persecución, difamación, seguimos en una discusión que no tiene salida. Cada movimiento ante las causas en investigación  es planificado, se toma su tiempo. Se consolida el discurso y sale a bajar la línea a una militancia que aún no podemos medir cuanto más podría soportar. Por ahora sostiene y reproduce el relato conveniente, aunque se vislumbra la desilusión. Espera verla más, que hable más, que se expida sobre los casos que la mantienen como protagonista.   
Difícil es la superación de la gestión que llevó tres mandatos frente al gobierno nacional. Una que se resiste a reconocer la mínima responsabilidad, a pesar de las evidencias. Importante es recordar, reconocer y destacar en esta instancia que “la Patria” no es quien tiene el poder, la Patria somos todos. Y quien así  no lo entienda está destinado a caer tarde a temprano víctima de su propia arrogancia.