(Y siempre es buena la oportunidad para
hacerlo).
En términos de debates pendientes
siempre está el futuro que queremos para nuestro país. Ahí es donde no parece
haber acuerdo. O al menos la resolución post discusión parece no superar la
instancia en la que nos encontramos.
¿Nos quedamos con el discurso político que plantea algo distinto a
las respuestas sobre nuestros recursos? o ¿queremos que la justicia avance para
descubrir la verdad?
Solo una pregunta, ¿hasta dónde
damos el debate profundo que merecemos?
La utilización de los Derechos
Humanos como escudo para evitar ir a la justicia a dar explicaciones. O la
utilización de una base de sustentación militante que sostiene e intenta
rebatir toda denuncia, todo argumento distinto a aquel que sea en beneficio de
los líderes políticos que los convocan, defensa ciega porque no se trata solo
de denunciar, en muchos casos hay evidencia más clara al respecto.
¿Estamos en condiciones de
plantear las resoluciones a nuestros propios problemas sociales?
Como sociedad no podemos
continuar eligiendo malos representantes. Ello habla decididamente de una de
las discusiones que debemos darnos a nosotros mismos y en las elecciones que
hacemos, los representantes que nos damos. Lo que elegimos en las urnas. ¿No
hay opción? ¿Realmente no la hay?
Hablamos de confianza en algunos
candidatos para algunas instancias no así para ejercer el cargo Presidencial,
cabeza del Ejecutivo Nacional. Suena por momentos contradictorio. No obstante
es lo que razonamos al momento de depositar el voto en las urnas. Así como
otros factores que analizamos, por supuesto.
Creo que el no tener un partido organizado,
con historia política detrás juega mucho en contra. El PRO tuvo al radicalismo
y a la coalición cívica con quienes supo constituir una alianza que lo llevó,
los llevó, a la victoria.
¿Hasta dónde damos el debate
reflexivo que socialmente nos debemos? los partidos políticos tienen su propia cuota
de responsabilidad también en darlo, son parte de la sociedad.
Los mismos partidos políticos que
hoy tenemos se replantean sus propias identidades internas en función de la
necesidad impuesta de re definirse. Una imposición dada por desdibujarse tanto.
Las instancias electorales parecen presentar la necesidad de alianzas y esto
difumina las fronteras.
Parece claramente que la
discusión social hoy se plantea de manera azarosa, no permanente ni profunda.
Sobre la justicia, sobre la política, sobre las organizaciones sociales, sobre
lo económico, la reforma constitucional electoral, sobre el futuro de la
educación en nuestro país, o la salud. Son temas abiertos a discusión, los
vamos dando a medida que se van presentando denuncias o hechos a investigar por
la justicia o casos de dudosa moralidad para el acervo social. Sin embargo no
podemos darle resolución porque en muchos casos nos supera la situación. Nos
supera una grieta que no parece tener cierre claro. Al menos no en términos de
fecha cierta de recomposición.
No parece haber un líder que hoy
plantee la aceptación de la mayoría que sería un factor importante dada la
sociedad que tenemos acostumbrada al seguimiento de un líder. La aparición de éste
podría ser el factor unificador. Convocante. Uno que nos lleve a creer de nuevo
en la potencialidad y lo bello de la política. Como lo fue para muchos
analistas las primeras instancias del propio Néstor Kirchner.
Necesitamos un líder que no
termine enfermándose con el poder y por el poder, desarrollando desde el mismo acciones
ajenas a la defensa real de nuestros intereses. Es necesario. Mientras, los
debates esperan.
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