sábado, 27 de agosto de 2016

El dilema del Cambio


A veces hablamos desde información directa, conocida públicamente a través de los medios, publicada en los medios, otras recurrimos a rumores en función de que también son información pero no tienen reconocimiento publico por parte de los involucrados y

Muy pronto para abandonar el barco, aunque quizás “cambiar las caras” pueda resultar positivo,  un lavado de imagen a la gestión, no obstante significaría reconocer de algún modo que el plantel de gestión más importante de los últimos años no dio resultado. Un dilema tremendo para los pocos, (quizás suficientes) meses de gestión de la era M.
Se dice que en los últimos días, dos de los ministros más importantes del equipo de gobierno habrían intentado elevar sus respectivas renuncias y dejar sus cargos, se trata del Ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren y el Ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay.
La situación de los denominados “tarifazos” de los servicios públicos resuelto por la Corte Suprema, la obligación de las audiencias públicas a las que el gobierno había sido totalmente renuente  y las denuncias hacia el propio ministro de la cartera por su vínculo con Shell, con las sospechas sobre los beneficios que habría brindado en este sentido, han sido polémicas fuertes para el gobierno nacional. Se convirtieron en pesadas mochilas para la gestión, dejando de manera irremediable la noción de haber padecido una derrota política que podría haber sido evitada.
Por su parte, se dice que Alfonso Prat Gay no mantiene buena relación con el Jefe de Gabinete Marcos Peña, que no participaría de la mesa de decisiones del gobierno y que no se ajusta al instructivo de conversación con los medios que intenta desplegar la gestión. Por todo ello su situación también se ve desdibujada dentro del conjunto.
Ambos Ministros parecen no tener buena comunicación sino sólo coincidir en no sentirse cómodos en sus funciones, por lo cual habrían presentado sus declinaciones, pero ellas no fueron aceptadas por Mauricio Macri, quien tiene la potestad de relevarlos.
A esta altura, muchos podrían razonar que la modificación en el equipo ejecutivo podría dar un nuevo impulso a la gestión, pero los temores sobre los costos políticos de cada movimiento son medidos con suma importancia.
Me parece que el gobierno terminó siendo victima de la frase que utilizaron en campaña y que les dio el nombre como alianza política y es cambiemos. La sociedad reclama los cambios. Los que no los votaron repudian los cambios respecto de la gestión anterior y ellos mismos dan cuenta de que los cambios son mucho mas difíciles que lo que plantearon al principio.
Se muestran esperanzados de poder hacerlos aun pero hay una situación social que los obliga permanentemente a mostrarse distintos. Y lo son.
Respecto a la situación de los ministros, Mantenerlos en sus cargos resulta para el oficialismo lo menos perjudicial. Resolver las internas y volver a repensar las políticas implementadas a fin de sostener el apoyo social y la esperanza generada en la opinión pública es la intención que subyace a cada nuevo paso.
Después de todo, son importantes las figuras que ostentan los cargos públicos, sus condiciones, sus aptitudes para el desenvolvimiento eficiente en los mismos pero lo más importante es la perspectiva política de cada medida lanzada. Parece seguir costándoles mostrar la cara social en ellas y esto es incluso más determinante que las propias figuras en los ministerios.
El Cambio parece ser hoy el dilema. Y el mismo se podría resolver con el cambio de perspectiva. Las medidas deben ajustarse a las demandas sociales que por estas horas son muchas y el “temido diciembre” está cerca.



No hay comentarios:

Publicar un comentario